EL PODER DE LOS CUENTOS
Cuentos, relatos y leyendas nos
llevan a mundos irreales donde la tarea de educar a nuestros hijos
resulta más fácil. No se trata de llegar a casa después de un día
agotador y ponerse a LEER el cuento que nos reclama nuestro hijo, sino
de COMPARTIR con él un apasionante mundo de fantasía. Ver cómo expresa
su angustia ante la pócima de la bruja, sus deseos de llegar al castillo
antes que el dragón, sus ansias de salvar a la princesa… y finalmente
la recompensa de un final feliz.
La tarea más importante y más difícil de la educación de un hijo es la de ayudarlo a encontrar sentido a la vida.
Son palabras de Bruno Bettelheim, educador, psicólogo infantil y autor
de numerosas obras dedicadas al mundo de los cuentos. Según este autor,
para obtener éxito en esta tarea educativa, es fundamental que los
adultos que están en contacto más directo con el niño produzcan una
firme y adecuada impresión en él y que le transmitan correctamente
nuestra herencia cultural. Y la literatura infantil es la que posibilita
esta labor.
Los cuentos infantiles satisfacen y enriquecen la vida interna de los niños Esto es debido a que los cuentos se desarrollan en el mismo plano en el que se encuentra el niño,
en cuanto a aspectos psicológicos y emocionales se refiere. Los cuentos
hablan de fuertes impulsos internos de una manera que el pequeño puede
comprenderlos inconscientemente y, además, ofrecen ejemplos de
soluciones, temporales o permanentes, a sus conflictos.
Este tipo de historia enriquece la vida de tu hijo
porque estimula su imaginación; lo ayuda a desarrollar su intelecto y a
clarificar sus emociones; tiene en cuenta sus preocupaciones y
aspiraciones; lo ayuda a reconocer sus conflictos y le sugiere
soluciones a los problemas que le inquietan.Los cuentos aportan a la imaginación del niño nuevas dimensiones a las que le sería imposible llegar por sí solo.
El niño necesita que le demos la oportunidad de comprenderse a sí mismo en
este mundo complejo al que tiene que aprender a enfrentarse. Para poder
hacer esto, como padres tenemos que ayudar al pequeño a que extraiga un
sentido coherente al caos de sus sentimientos. Nuestro hijo necesita ideas sobre cómo poner orden en su casa interior y, sobre esta base, establecer un orden en su vida en general.
Los cuentos infantiles generalmente proporcionan seguridad al niño
porque le dan esperanzas respecto al futuro por cuanto mantienen la
promesa de un final feliz. Según Bettelheim, estos cuentos pueden
ofrecer soluciones a los conflictos del niño, ya que sus contradicciones
internas son representadas y expresadas mediante los personajes y las
acciones de la historia. Esta representación permite que al niño se le
hagan comprensibles muchos de sus sentimientos, reacciones y actuaciones
que todavía no entiende ni domina y que pueden llegar a angustiarle.
Los cuentos ayudan al niño a vencer presiones internas que lo dominan Los cuentos posibilitan
que el niño exprese sus deseos a través de un personaje; obtenga una
satisfacción a través de otro; se identifique con un tercero; tenga una
relación ideal con un cuarto; y así sucesivamente.
El niño podrá empezar a aceptar y comprender sus ideas y sentimientos contradictorios
cuando, por ejemplo, todos sus pensamientos llenos de buenos deseos se
expresen a través de un hada buena; sus impulsos negativos a través de
una bruja maléfica; sus miedos a través de un lobo; las exigencias de su
consciencia a través de un sabio; sus celos a través de unas
hermanastras crueles; etc.Al identificarse con los diferentes personajes de los cuentos, los niños empiezan a experimentar por ellos mismos sentimientos de justicia, fidelidad, amor, valentía, etc.
Los cuentos favorecen las relaciones interpersonales. Esto sucede cuando "contamos" y no cuando "leemos" un cuento. Es preferible que contemos cuentos a nuestro hijo en vez de leérselos
porque, al contarlo, nosotros podemos intervenir como narradores en la
historia y nuestro hijo como oyente. Contar un cuento es un
acontecimiento interpersonal en el que el adulto y el niño pueden
participar por igual, por lo que fortalece el vínculo padre-hijo. Recomiendo a todos los padres los libros de Arthur Rowshan y de Sara Cone Bryant, en los que se explica la mejor manera de narrar cuentos y de inventarlos.
Los cuentos transmiten mensajes educativos. A los niños les fascina escuchar una y otra vez un relato que les gusta. Los cuentos contienen mensajes educativos y valores morales importantes
y ayudan a los niños a superar las dificultades con las que se
encuentran a lo largo del crecimiento. De ahí que, a veces, el niño
insista en la repetición del mismo cuento, porque necesita acabar de
captar el mensaje que ese cuento le transmite y la solución que ofrece a
su propia problemática. Es importante repetir el mismo cuento a nuestro hijo si éste nos lo pide.
Los cuentos proporcionan confianza. Algunos
de los cuentos modernos tienen desenlaces tristes que, después de los
hechos aterradores que se han presentado a lo largo de la historia, no
proporcionan el alivio necesario al niño ni le dan la fuerza suficiente
para enfrentarse con sus desventuras. Si no hay este final alentador, el
pequeño, después de escuchar el relato, sentirá que no existe ninguna
esperanza para solucionar sus problemas; un final feliz es imprescindible en todo cuento.
En
los cuentos tradicionales, este equilibrio entre las fuerzas del bien y
del mal, que acaba siempre por inclinarse a favor del primero, hace
surgir en el niño la esperanza de que los episodios más o menos
desafortunados o desgraciados de su vida irán disminuyendo de intensidad
y acabarán por desaparecer; que hallará una suerte más propicia y
que, finalmente, encontrará aquella persona o cosa que lo mantendrá al
abrigo de cualquier peligro. Algunos finales de cuento representan la
forma más perfecta de existencia deseada por el niño: estar unido a la
pareja ideal y gobernar su propia vida (casarse con el príncipe o
princesa y convertirse en rey o reina).Por esta razón son tan
importantes los cuentos tradicionales que tienen un desenlace feliz,
como: Blancanieves, La Bella Durmiente, Caperucita Roja, Los Tres
Cerditos, etc. Es precisamente su final feliz lo que hace de estos cuentos una narración muy adecuada para ser contada por la noche.
El final feliz ayudará a nuestro hijo a dormirse apaciblemente ya que
parece prometerle que el sueño que está próximo, al igual que el cuento,
acabará bien.
Los cuentos están llenos de símbolos significativos. Los cuentos tienen un poder extraordinario debido precisamente a que los mensajes o principios que se desprenden están encubiertos.
No debemos explicar el significado de los símbolos a los niños.
Nuestros hijos se benefician de las enseñanzas del cuento de forma
inconsciente y si intentamos reducir la riqueza de los símbolos a
explicaciones conscientes, lo único que conseguiremos es que el relato
no sea eficaz.
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